Que levante la mano quien se sienta identificadx con este texto:
Estudias Primaria para poder pasar a Secundaria y sacarte el graduado escolar. Te sacas el graduado para poder hacer Bachiller, hacer selectividad y entrar en la carrera que te gusta. Mientras van pasando los cursos de la carrera, vas siendo consciente de que necesitas un máster para especializarte en aquello que quieras desempañar (orientación educativa, clínica, recursos humanos, jurídica…). Por lo que sabes que, cuando acabes la carrera, tendrás que realizar más estudios. En ese momento empiezas a pensar: “¡Por fin puedo trabajar en aquello que me llevo esforzando toda mi vida!”.
Entonces, te das de bruces con la realidad. Sí, sí, la realidad de la vida. No de lo que te hablan en los apuntes o te comenta algún profesor. Date de alta como autónoma, paga la cuota del Colegio Oficial de Psicólogos, manda Currículums, busca despachos para alquilar o móntate tu propio gabinete. Si alquilas un despacho por mes, probablemente no te salga rentable para empezar a tener pacientes. Pagas muchísimo más de lo que vas a ingresar. Si alquilas un despacho mediante porcentaje, no pierdes dinero pero… ¿qué ocurre si el despacho no está dado de alta? Que facturas más dinero que el que te llevas al pagar el despacho. Hecho que se verá reflejado cuando te toque realizar el ejercicio trimestral del IRPF, creyendo Hacienda que cobras más de lo que estás cobrando en realidad y, quizá, te toque abonar una cantidad de dinero.
Pero, ¿qué ocurre si quieres montar un gabinete? ¿Gabinete psicológico o Clínica Sanitaria?
¡Un momento! Espera, espera. Que estoy empezando a hiperventilar… Vamos a dejar el tema laboral un momento, vamos a un paso anterior, los estudios posteriores (¿¡más!? ¿No sé llamará eso “estudios ultraposteriores”?).
Si quiero trabajar de forma pública, tengo que hacer la oposición de las oposiciones. La más temida. Tengo que presentarme al PIR. Esa oposición a la que se presentan muchísimas personas y para las que hay poquísimas plazas. Esa oposición con preguntas mal redactadas y por las que impugnan una cantidad ingente de ellas. Esas listas que van y vienen entre tanta eliminación de preguntas y esos enunciados rocambolescos y ambiguos que son una criba sustancial.
Anteriormente, si querías ejercer de psicóloga clínica en la privada y querías poner juicios diagnósticos en los informes, necesitabas el PIR. “¿El PIR? ¿En serio? ¿No era para trabajar en la pública? ¿Qué tiene que ver con la privada?”
-No os preocupéis- dijeron los de arriba. –Os vamos a ayudar. -Vamos a crear la figura del Psicólogo Sanitario. Si sois de una época concreta, podéis abonar una cantidad determinada de dinero, hacer unos papeleos y seréis sanitarios. Si, por el contrario, sois del llamado “Grado”, podréis convertiros en Psicólogos Sanitarios con un Máster especializado.-
En resumen y para recapitular los pasos a seguir para ejercer son:
- Primaria
- Secundaria
- Bachiller
- Carrera universitaria
- Máster Sanitario o PIR
- Máster de Especialización (“opcional” pero si no lo tienes, se dificulta el asunto)
-¡Yo lo tengo! ¡Lo tengo todo!- puede decir alguno. Pero… ¿os habéis enterado de que ahora es importante salir en el “Listado de Psicólogo General Sanitario” y que debéis hacer otro papeleo más para conseguirlo?
…
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(Hay algunos estudiantes de psicología con depresión grave a estas alturas de texto).
“Pero yo no quiero esta vía de trabajo” pensaréis algunos. “Yo quiero ser orientador/a”.
Lo siento chicxs, el “Listado de Psicólogo/a Experto/a en Psicología Educativa” ya ha salido.
3, 2, 1… ¡¡QUE EMPIECEN LOS JUEGOS DEL HAMBRE!!